Por Gregorio Torres Odreman
Máster Coach
@soygregoriotorres
En 2020, la dinámica organizacional cambió debido a la pandemia. Las organizaciones, producto de la paralización y/o reducción de sus producciones, experimentaron un proceso reduccionista, el más significativo de este siglo, pasando del macro negocio al micro negocio, del macro equipo al micro equipo.
Esto incluyó modificaciones en los procesos y estructuras organizacionales, tales como reestructurar y eliminar áreas de trabajo, discontinuar funciones, abolir niveles organizacionales, unir unidades, rediseñar tareas, lo que por supuesto implica cierto nivel de rediseño organizacional.
Actualmente, los procesos de producción andan con mejor fluidez; sin embrago, estos tiempos están signados de incertidumbres, desafíos y riesgos, los cuales les exigen a los líderes empresariales generar estrategias de éxitos para mantener viva sus empresas.
Estos tiempos de turbulencias demandan transformar a nuestras organizaciones tradicionales en organizaciones ágiles.
Las organizaciones ágiles están diseñadas tanto para la estabilidad como para el dinamismo, es una red de equipos en una cultura centrada en las personas que funciona en ciclos rápidos de aprendizaje y toma de decisiones facilitados por la tecnología, donde el principio-guía es un fuerte propósito compartido para crear valor junto a todas sus partes interesadas.
En este modelo operativo ágil es posible reconfigurar estrategias, estructuras, procesos, personas y tecnologías con rapidez y eficiencia para captar oportunidades de crear y preservar valor.
De esta manera, una organización ágil aporta velocidad y adaptabilidad a la estabilidad, creando una fuente vital de ventajas competitivas en condiciones VICA (volátiles, inciertas, complejas y ambiguas).
En el cual el talento humano aprende de cada contingencia, desarrolla un conjunto de conocimientos, destrezas, habilidades, tendencias, valores, disposiciones y conductas en sí mismo que le permita la realización exitosa de las actividades que coadyuven al fortalecimiento y desarrollo organizacional para su permanencia en el mercado.
Una organización ágil está orientada al establecimiento y desarrollo de competencias para el alcance de su desempeño de alto nivel con una carrera máxima en un corto tiempo; trabaja de forma colaborativa en aquellos elementos de mayor prioridad, los cuales son entregados como versiones funcionales de alta calidad en períodos cortos de tiempo.
Esto puede lograrlo de la siguiente manera:
- Análisis situacional con los miembros de primera línea de la empresa (dueños de procesos), es necesario determinar las características estratégicas y tácticas de acuerdo a la situación actual de la organización, que conviene que tengan sus miembros responsables de los procesos medulares de la misma para garantizar operatividades óptimas y de calidad.
- Análisis de rasgos y características de talentos por parte de la alta gerencia, mediante la comparación de talentos exitosos con los talentos promedios de las distintas unidades. Para esto hay que utilizar un criterio para determinar quiénes son exitosos.
Esto puede hacerse a través de entrevistas, aplicación de instrumentos de medición y otras técnicas de exploración que puedan establecer qué cosas determina a uno y a otro; cuáles están y cuáles no.
- Definición y desarrollo por un comité de expertos y personal de confianza de la empresa, quienes deben basarse en el conocimiento de la organización; contando con amplia experiencia administrativa, técnica y operativa que hayan resultado, para que así puedan determinar cuáles son esas competencias y cómo desarrollarlas en cada talento que garanticen la toma de decisiones, la colaboración y la movilización más veloces para el alto desempeño.
En suma, dichas competencias ágiles podrían ser intrapersonales, interpersonales, comunes, específicas y/o técnicas para garantizar el alto desempeño laboral.
Las organizaciones ágiles simplifican el desarrollo de proyectos, facilitan la adaptación de los equipos de trabajo al cambio y refuerza la comunicación con los clientes en un tiempo corto, conocido como «carrera máxima».
De esta manera, se podrá añadir valor a las organizaciones estableciendo objetivos comunes, siendo flexibles en su forma de trabajo y más adaptables a las modificaciones de requisitos del cliente.
¡La meta es seguir vivos empresarialmente hablando!