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El trabajador quemado en la organización: ¿qué hacer con él?

Por Gregorio Torres Odreman

Máster Coach

@soygregoriotorres

 

Nuestras organizaciones venezolanas, en los últimos siete años, viven un fenómeno que afecta directamente a los empleados producto de diversas circunstancias de contexto, a lo que me refiero es al síndrome del trabajador quemado.

En la actualidad, se evidencia en los colaboradores un cansancio emocional, físico y/o mental, cuya repercusión directa es negativa, evidenciándose en la autoestima, dándose en ellos la desvalorización. Es entonces cuando observamos a empleados desestimados, nocivos y sin rumbo.

Esto es lo que se conoce como el trastorno psicológico del trabajador quemado. Conocido también como el síndrome de burnout, descrito en 1974 por el psiquiatra Herbert Freudenberger, se define como un proceso paulatino, por el cual las personas pierden interés en su trabajo, el sentido de responsabilidad, viéndose afectado el rendimiento, experimentando además un  estrés laboral negativo severo que puede llevar al empleado a profundas depresiones e incluso a la muerte.

Hay diversas causas de este trastorno que he observado en los colaboradores, dentro de los que se pueden mencionar:

Descompensación económica: el hecho de que reciba una paga económica que no compense la entrega en tiempo, energía, conocimiento y salud que él tiene con la organización en el cumplimiento de funciones.

El trato de sus jefes: el no sentirse elogiados, reconocido, tomado en cuenta ni comprendido por sus jefes cuando realmente da el todo por la empresa.

Ubicación incorrecta de un puesto de trabajo: al ocupar un cargo que realmente está por debajo o por encima de su perfil laboral.

Clima organizacional hostil: tener una convivencia laboral conflictiva, en la tensión es la que impera y no la armonía.

Cuando un empleado tiene el síndrome del trabajador quemado asume comportamientos tales como:

Despersonalización hacia el trabajo: muestra intenso agotamiento, sensación de falta de energía. Desapego por el trabajo lo que da lugar a actitudes negativas e insensibles. Baja autoeficacia, sensación de falta de realización personal. Disociación de sus responsabilidades y el entorno laboral.

Brotes emocionales negativos: denota  agotamiento emocional, distanciamiento afectivo como forma de autoprotección. Ansiedad, sentimientos de culpabilidad, impaciencia e irritabilidad, poca tolerancia a la frustración, sentimiento de soledad, sentimiento de alienación, sentimientos de impotencia, desorientación, aburrimiento, vivencias de baja realización personal, sentimientos depresivos y agresivos.

Trabaja sin tener claridad de rumbo: ignora su verdadera vocación, carece de metas y objetivos definidos, prácticamente trabaja por trabajar, orientado hacia un destino que no ha vislumbrado. No tiene una planificación proyectada al futuro.

Atrapado en la rutina: se lamenta, critica, se resigna y sufre por la dinámica actual. No se arriesga a lo nuevo, viven en un círculo vicioso. A partir de cierto momento, se convierte en un simple vegetal dotado de lenguaje, que se mueve porque ve a los demás hacerlo, como si fuera un muerto vivo. Su capacidad de iniciativa y proactividad son nulas.

¿Cómo prevenir el síndrome de Burnout?

  • Generar, por parte de los jefes, un clima organizacional sano, entusiasta y participativo.
  • Practicar la meritocracia, dándole reconocimiento a los colaboradores por la entrega que tengan en el ejercicio de sus funciones.
  • Identificar las fortalezas de cada colaborador y de acuerdo a sus perfiles ubicarlos de forma acertada en los puestos de trabajos.
  • Escuchar y atender a cada colaborador para tomar en cuenta sus inquietudes.
  • Establecer compensaciones económicas de acuerdo a la demanda del cargo que ocupa cada colaborador.

Es fundamental contribuir a la prevención del síndrome del trabajador quemado para así garantizar en nuestras organizaciones empleados felices que aumenten su productividad, tengan capacidad de resolución de problemas de forma ingeniosa y más rápida.

Tengamos presente que los empleados que trabajan a gusto tienen mayor energía, por lo que se volcarán plenamente es sus tareas y a la consecución de los objetivos de la empresa. Un empleado feliz trabaja desde la excelencia.

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