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Dueños y líderes en la empresa sin serlo: ¿qué hacer con ellos?

Por Gregorio Torres Odreman

Máster Coach

@soygregoriotorres

 

En las siguientes líneas les hablaré sobre dos tipos de colaboradores que existen dentro de nuestras organizaciones. Estos surgen producto de la dinámica laboral cotidiana, el nivel de identificación que tienen con la organización y los procesos operativos medulares de la misma. De acuerdo a mi experiencia profesional, les mostraré sus repercusiones positivas así como negativas en la empresa y cómo manejarlos para que sean aprovechables.

Recuerdo que en una oportunidad mientras esperaba a un ejecutivo de una empresa para reunirme con él, en el área en que lo hacía, observé como una colaboradora monitoreaba los procesos de cobranzas de una forma impositiva, extremadamente cuidadosa, con una voz de mando recia y con el afán de agilizar dicho proceso sin que se generara pérdida.

Su actitud era como la del ventilador, se giraba de un lado a otro, observaba todo el panorama para no perder detalles. Mirándola, por un momento llegué a pensar que era una de las dueñas. Al ver a una de las colaboradoras de esa área dirigirse a ella entendí que solo era una empleada con cargo supervisorio, lo que se conoce como una líder declarada mas no una dueña declarada.

Transcurría el tiempo de mi espera y pude observar a otro colaborador, quien se dirigía a sus compañeros con instrucciones para agilizar los procesos. Al mandarlos, les hacía exigencias. Al igual que la colaboradora anterior, tenía una actitud de ventilador, se giraba de un lado a otro, también observaba todo el panorama para no perder detalles. De él pensé que era un supervisor, un líder declarado. Resulta que no, era un empleado sin cargo supervisorio, no un líder declarado.

Ahora bien, en esta anécdota que les compartí podemos ver a unos colaboradores con dos roles distintos asumidos dentro de la organización sin la alta gerencia habérselos asignado de forma declarada y formal. Esto lo validé con los ejecutivos al reunirme con ellos. Les explicaré los roles a los que me refiero de la siguiente forma:

Dueños no declarados (la supervisora) este rol surge en aquellos colaboradores que no son propietarios y se identifican tanto con la empresa, así como con sus procesos, que llegan a sentir que la organización verdaderamente es de ellos sin serlo. Doliéndoles más que a los propietarios, inclusive. Nace desde esa confianza que recibe de los propietarios de la empresa (dueños declarados) para resolver temas puntuales.

Sus ventajas

Son personal de confianza que pueden velar por los intereses y el correcto cumplimiento de los procesos medulares de la organización. Son rastreadores de errores por omisión. Se enfocan en la custodia de las finanzas. Monitorean el horario de trabajo. Le generan reportes a los dueños declarados (propietarios) de forma veraz y oportuna sin ocultamientos. Manejan un diagnóstico certero de la dinámica y clima laboral. Dominan información de todas las áreas de la empresa. Custodian a la organización.

Líderes no declarados (el empleado) este rol surge en aquellos colaboradores que no poseen ningún cargo de líder en la organización formalmente ni declarados. Es una cualidad innata en ellos que usan para influir a sus pares y movilizarlos a ejecutar ciertas acciones favorables o desfavorables para la empresa y sus procesos medulares. Son esos agitadores por excelencia.

Sus ventajas

Promueven las operatividades en la empresa. Sirven de ejemplo para llevar acabo cualquier actividad. Son motivadores por excelencia. Proactivos, creativos, tienen iniciativa propia. Se orientan al servicio y compañerismo. Generan lluvias de ideas para crear estrategias. Son responsables. Tienen capacidad de influencia.

Desventajas de ambos

Tienden a generar anarquías en la empresa, tomarse atribuciones que no les corresponden. Generar competencias insanas. Promueven islas organizacionales.

Ambos colaboradores buscan agradar y agraciar a sus jefes para posicionarse en la línea de la alta gerencia para convertirse en los empleados de confianza.

¿Qué hacer con ellos?

La alta gerencia puede reunirse con ambos y delimitarles a cada uno sus roles declarados y los no declarados por la empresa (mostrarles su ubicación en el organigrama). Fijarles un objetivo general en conjunto, otros por individual que involucren sus habilidades de dueños y líderes no declarados. Reconocerles la labor como valor agregado que realizan. Orientarlos a la sana convivencia laboral y el trabajo en equipo.

En síntesis, para los ejecutivos aprovechar de forma benéfica a los dueños y líderes no declarados para el alto rendimiento laboral en la organización tienen que hacerse estas preguntas: ¿a quién o quiénes tenemos en la empresa? Refiriéndose al tipo de colaborador o colaboradores. ¿Para qué sirve o sirven? Determinar en dónde puede o pueden ser funcionales. ¿Para qué lo o los quiero? Identificar cuál o cuáles resultados desea que genere o generen. Esto permitirá  gestionar de forma adecuada a los dueños y líderes no declarados, convertirlos en un microequipo preparado y dispuesto para resolver las contingencias de la organización.

 

 

 

 

 

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