Ubicada en la Calle Caura, sector Alta Vista, frente al Centro Comercial Ciudad Alta Vista 2, en Puerto Ordaz, la Clínica La Esperanza no solo es un centro de salud privado en constante evolución. Es también el fruto de una visión que se fue abriendo paso entre adversidades, cambios de país y una vocación por la medicina tan profunda como práctica.
Al frente de este proyecto está el doctor Talel Elneser, médico endocrinólogo formado en España, quien construyó su camino profesional entre Europa, Colombia y Venezuela, y cuyo espíritu inquieto lo llevó a crear un centro clínico con sello propio. “Yo quería una clínica orientada a la endocrinología y la fertilidad, por eso la llamamos ‘Esperanza’, por el estado de buena esperanza, que significa embarazo”, explica con serenidad desde su oficina.
La historia de la clínica comienza como muchas grandes ideas: con una necesidad. Luego de haber fundado y trabajado en otros centros de salud como el Instituto Clínico Infantil y la Clínica Manuel Piar, Elneser identificó que Ciudad Guayana carecía de servicios especializados en endocrinología, diabetes y fertilidad. Su primera intención fue alquilar una casa en el Paseo Rotario para instalar una unidad médica enfocada en estas áreas, pero el plan no prosperó. “No me la quisieron alquilar. La tenían para la venta. Fue entonces cuando decidimos buscar otro sitio”, recuerda.
El terreno que encontró en Alta Vista era, por entonces, monte. Una apuesta arriesgada. Pero lo que comenzó como un proyecto modesto fue creciendo hasta convertirse en una clínica de estructura amplia, moderna y en constante transformación. “Hicimos una estructura demasiado grande para una especialidad tan pequeña, y nos dimos cuenta de que no se sostenía. Así que decidimos ampliar la visión y convertirla en una clínica general”, detalla Elneser.
Hoy, Clínica La Esperanza cuenta con consultas de todas las especialidades, tres quirófanos operativos, una sala de parto, una unidad de terapia intensiva con capacidad para cuatro camas, además de áreas dedicadas a la hospitalización, atención cardiovascular y servicios de alta gama para pólizas selectas. “Tenemos habitaciones cómodas, de lujo, que te hacen sentir como si estuvieses en un hotel. Apostamos por la calidad, no por la cantidad”, afirma el director.
Adaptarse para avanzar
Como muchos centros médicos del país, la clínica ha tenido que adaptarse a los vaivenes del sistema de salud venezolano. En el pasado, la atención a trabajadores de las empresas básicas sostenía buena parte del movimiento clínico. Sin embargo, con la disminución de la cobertura estatal, el modelo de atención también tuvo que evolucionar.
“Ya no trabajamos con las empresas del Estado como antes. Algunas veces nos envían pacientes, pero no es algo frecuente. Por eso decidimos enfocarnos en mejorar la atención, en ofrecer tecnología de punta y comodidad al paciente. No se trata solo de atender, sino de transformar la experiencia médica”, enfatiza Elneser.
Una medicina profundamente práctica
Desde su experiencia formativa en Europa y su práctica en América Latina, el doctor Elneser destaca una cualidad que, a su juicio, define a la medicina venezolana: su enfoque práctico. “Aquí vas directo al hecho, al punto neurálgico del problema. El médico venezolano es muy práctico, y eso ha generado reconocimiento fuera del país”, asegura.
Por esa misma razón, el centro que dirige apuesta también a la formación. Uno de sus próximos proyectos es la publicación de un manual básico para el personal de enfermería. “Las enfermeras son muy prácticas, pero les falta teoría. Vamos a hacer un libro pequeño que les explique por qué hacen lo que hacen. Si toman la presión, deben saber por qué es alta o baja. Eso no se los explican en la escuela”, comenta convencido.
Tecnología, ciencia y humanidad: el futuro de La Esperanza
La visión de futuro de la Clínica La Esperanza está clara: avanzar al ritmo del desarrollo médico y tecnológico global. “La medicina avanza, y quien no se monta en la ola se queda atrás. Nuestro objetivo es siempre estar a la cabeza de la tecnología”, afirma Elneser.
“La medicina avanza a pasos agigantados y nuestra visión será siempre seguir apostando a la innovación e inversión en nuevas tecnologías que permitan diagnósticos más precisos y certeros, todo esto con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares”, agrega.
En ese camino, ya se han trazado metas concretas: la inauguración de un quirófano cardiovascular en su unidad neurocardiovascular —donde se realizará en pocos días la primera cirugía cardíaca— y el lanzamiento de una fundación social para intervenir gratuitamente a pacientes sin recursos. “Queremos hacerlo sobre todo en la parte neurológica, y tal vez en la cardiovascular también”, revela.
“La responsabilidad social será nuestro próximo gran paso a conquistar, creemos que podemos aportar a la comunidad guayanesa y poder devolver así la salud a las poblaciones más necesitadas”, adelanta.
Más que un centro clínico, La Esperanza es un símbolo de transformación. De cómo un proyecto personal puede convertirse en un espacio al servicio de la vida, en una ciudad que aún sueña, resiste y se reinventa.
Porque, como su nombre lo indica, esta clínica nació de la esperanza… y sigue creciendo con ella.