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Anna Cazzadore: alma italo-venezolana en Ciudad Bolívar

Con más de seis décadas de historia familiar y comunitaria, la actual Agente Consular Honoraria de Italia en Ciudad Bolívar, Anna Cazzadore, representa un puente humano entre dos culturas que se han abrazado en el tiempo: la italiana y la venezolana.

Su historia, profundamente ligada al surgimiento del Colegio Ítalo Venezolano María Montessori, y a la institucionalidad consular italiana en la región, es ejemplo de servicio, compromiso y visión a largo plazo.

Nacida en Ciudad Bolívar en noviembre de 1958, Anna Cazzadore es hija de padre italiano emigrado tras la Segunda Guerra Mundial y madre venezolana de ascendencia corso-indígena. Desde temprana edad creció en un entorno que valoraba la paz, la educación y el respeto por las culturas.

Su formación personal estuvo marcada por el ejemplo de sus padres y abuelos, quienes sembraron los primeros pilares del colegio María Montessori y de la comunidad italiana organizada en el estado Bolívar.

«La ignorancia produce ocio y caminos errados», le repetía su padre, mientras su madre, educadora, insistía en enseñar a leer y escribir a todo niño que pudiera. Fue en ese contexto, ante la creciente llegada de inmigrantes europeos que no hablaban español, donde nació la necesidad de una institución educativa adaptada.

Así surgió, desde el esfuerzo colectivo, el Colegio Ítalo Venezolano María Montessori: «Se creó una gran familia, una gran hermandad», recuerda Cazzadore.

Diplomacia de vocación

Su espíritu de servicio la llevó a estudiar Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela. Ingresó por concurso a la carrera diplomática y durante 25 años representó a Venezuela en misiones ante países como Brasil, China y Alemania, desempeñándose incluso como encargada de negocios. Pero al jubilarse, decidió volver a su ciudad natal. «Quise seguir trabajando por esta ciudad que me lo dio todo», afirma.

Por circunstancias particulares, fue convocada para asumir la Agencia Consular de Italia en Ciudad Bolívar, extendiendo su servicio a todo el estado. Con humildad y claridad, aceptó el reto. «Los títulos son solo eso. Lo importante es lo que haces y cómo actúas en pro de un mundo mejor», asegura.

Desde hace 13 años, su labor se ha enfocado en ofrecer atención personalizada a los ciudadanos italianos y sus descendientes. A través de grupos de comunicación, actividades culturales y jornadas informativas, ha incentivado el aprendizaje del idioma, la regularización de documentos y el fortalecimiento del vínculo con Italia. «Invito a todos a volver a su Casa de Italia», expresa.

El legado educativo

El colegio que ayudaron a fundar sus padres y un grupo de inmigrantes sigue en pie, con más de seis décadas de historia. Cazzadore ahora lo dirige, convencida de que la educación es la base para una sociedad más sólida y cohesionada. «Hacemos grandes esfuerzos por seguir creciendo, renovar el personal, adaptar nuestras estructuras a las nuevas necesidades y rescatar la esencia italo-venezolana».

El plantel ofrece formación bilingüe en español, inglés e italiano, con el objetivo de alcanzar el reconocimiento de paridad educativa en Italia para la educación media. Además, impulsa actividades extracurriculares como robótica, danza, ajedrez, natación y formación en línea con instituciones italianas.

«Cada exalumno puede vibrar al ver cómo esta institución se renueva, crece y recibe nuevos estudiantes», dice con orgullo. Para Cazzadore, el reto es claro: «No podemos permitir que muera nuestra escuela italiana. Unamos esfuerzos para reforzar el dominio de ambas lenguas, conocer ambas culturas y permitir que nuestros egresados puedan estudiar tanto en Venezuela como en Europa».

Sistema Italia

Desde su rol consular, Cazzadore también valora profundamente el trabajo conjunto con las otras instituciones que conforman el Sistema Italia: el Com.It.Es Oriente, el Patronato Inas y CAVENIT Bolívar. «El Com.It.Es es nuestra voz ciudadana, el Patronato defiende nuestros aportes laborales y la Cámara es el puente comercial. Todos somos parte de esta red viva», explica.

En su visión, el futuro depende de aprender a rediseñar estrategias, sumar y actualizarnos. «Si no podemos salir por el norte del país, nos fortaleceremos por el sur de Venezuela y el norte de Brasil, en alianza con la Cámara Ítalo-Brasileña».

Una historia que inspira

La trayectoria de Anna Cazzadore, profundamente entrelazada con la historia del Colegio María Montessori y la comunidad ítalo-venezolana de Ciudad Bolívar, es testimonio de lo que significa construir identidad desde las raíces, pero con mirada global.

En un país que atraviesa grandes desafíos, su trabajo constante recuerda que las redes humanas, el compromiso educativo y el servicio diplomático pueden ser motores de transformación.

Como ella misma lo expresa: «Hoy más que nunca debemos trabajar para que esta institución continúe. Que nuestros jóvenes hablen italiano y castellano, que comprendan ambas culturas y consigan ambos diplomas. Así podrán tener el mundo por delante».

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